Apuntes de una novela futura

Llegué a un punto donde mi necesidad de encontrar una solución fue reemplazada por la poesía de mi continuo fracaso. Charles Simic.

domingo, julio 04, 2004

Telegrama (desde el archipielago laboral) :

A todos los poetas que he leído, y a todos los poetas que no conozco.

Mi propensión a leer los suplementos culturales, me ayuda a distanciarme de los contenidos de algunas discuciones culturales. Sin embargo algo distinto me pasó ayer. Leí en Radar Libros, el magnífico suplemento de Pagina 12, una nota llamada "La sociedad de los poetas muertos" (en el suplemento, los redactores tienen la costumbre de poner títulos de películas o libros a las notas).

La nota dice que de acuerdo un estudio quedó demostrado que los poetas viven menos que el resto de los creadores literarios. La nota dice así:

"Escribir poesía es perjudicial para la salud. Es al menos lo que se desprende de The cost of the muse: Poets die young, un estudio científico realizado por el profesor James Kaufman del Instituto de Investigación del Aprendizaje de la Universidad Estatal de California, en San Bernardino. Según el informe, publicado en el oscuro periódico Death Studies, los poetas mueren antes que los novelistas, los dramaturgos y los escritores de no-ficción".

Y explica las razones encontradas por el investigador:

"A la hora de buscar una explicación a esta tendencia a vivir rápido y entregar un cadáver joven, Kaufman explica: “La poesía puede atraer a gente propensa a la autodestrucción. La poesía tiende a ser más introspectiva, expresiva y emotiva que la ficción y la no-ficción. Estar en un campo subjetivo y emotivo se asocia con la inestabilidad mental”. Y agrega: “Si uno rumia mucho, es más probable que se deprima, y los poetas se la pasan rumiando”. Este comportamiento se vería agravado por la soledad de su trabajo, un aislamiento que no comparten los dramaturgos, ensayistas o biógrafos, que necesitan interactuar con otros individuos que participan de su labor, rompiendo así el cerco del autoconfinamiento. Para el psicólogo, a esta razón hay que sumarle la “naturaleza mística de los poetas”, quienes creen muchas veces que su trabajo es el resultado del dictado de “una musa, una inspiración divina”. Por este motivo, quienes escriben versos atribuyen erróneamente sus poemas a una entidad externa, y no disfrutan del “crédito” de lo que han obtenido. Esto se traduciría en un “aumento del riesgo de depresión y de otros desórdenes emocionales”, principalmente “entre las mujeres con poca autoestima”".

Algo de razón tiene el estudio. Yo, por ejemplo, sin la idea del suicidio hace mucho que hubiera muerto.

"La sociedad de los poetas muertos", en Radar Libros, de Pagina 12.

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