Apuntes de una novela futura

Llegué a un punto donde mi necesidad de encontrar una solución fue reemplazada por la poesía de mi continuo fracaso. Charles Simic.

martes, diciembre 25, 2007

Proustiana (café cualquiera) :

Existe una frase de una canción que siempre me hace pensar. Pero no me pone a pensar en lo general, sino en algo muy concreto y además distinto cada vez. La frase dice "perdió un amor, de esos amores que se pierden en un café".

Y me pone a pensar en cosas concretas como la luz en el borde de unos lentes, el conspirante boton de una blusa, la suave curva de unos labios... cosas que al escribirlas pierden sentido y que, sin embargo, trascienden lo puesto en una hoja en blanco ya que están a todo color en un rincón de la memoria que se despierta cada vez que esa frase en una canción de Fabulosos Cadillacs suena cerca de mi.

En los cafés supongo que se pueden perder amores porque se habla. Y el hablar, ya se sabe, conduce a dos personas que se quieren más facilmente a la confrontación que al amor. Así lo sentenció una poeta uruguaya: "las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia". Sin embargo como no me siento mucho en condiciones de emitir sentencias graves o muy drásticas no sé con exactitud a que me refiero cuando digo que el hablar conduce a la confrontación ni tampoco cuando me apoyo en Cristina Peri Rossi para decir que las palabras hacen la ausencia... pero sería bueno saberlo.
Pruostiana (viendo al interior de una habitación de hotel) :

Acordemos que esto que describo se parece mucho a un cuadro de Edward Hopper, pero que está envuelto en el prestigioso velo de la realidad concreta.

La música que nada tiene que ver pero lo envuelve todo.

Mira por donde vengo a recordarte antes de conocerte.

lunes, diciembre 24, 2007

Pos-it (desmemoria) :

Volver siempre es complicado. Siempre está presente de que lo mejor ya ocurrió, así nos pasa cuando regresamos a las aulas de nuestras escuelas, cuando vemos de lejos la casa de la infancia o cuando pasamos por esos campos de fútbol que contuvieron por un momento la imagen del anhelo.

No así cuando uno regresa al espacio de una revancha, sabe que se ha estado ahí. Y se tiene la certeza de que no volverá a ser igual, porque no debe de serlo. Como pasa con algunas mujeres. Con algunos espacios es posible regresar, hacia adelante.

Volver a escribir siempre entraña estar en dos espacios distintos. El primero aquel que nos sirvió de escenario para dejar de hacerlo, el segundo el que nos permite volver a escribir. Si Montano, o Rosario o Vila-Matas encontraron ese espacio decidiendo ser la literatura misma, la memoria de esa literatura, yo debo forzarme a ser lo contigente, lo que es, pasa y no cesa de ser.

Lo contigente es por lo tanto aquello que a veces me empeño a ver por debajo del futuro, el sencillo presente de las cosas.